Desde 2019 a la fecha, Chile ha atravesado un ciclo de cambios de distinta índole. Un “estallido social” que puso sobre la mesa grietas y conflictos agudos en la convivencia social, expresivos de un malestar con las condiciones y formas de vida de los sectores medios y populares; un esfuerzo de dar cauce institucional al conflicto a través de dos procesos constituyentes finalmente fallidos; una pandemia que, más allá de las implicancias sanitarias por todos conocidas, catalizó transformaciones en el mundo del trabajo, en la economía internacional, incluidas las economías informales, y en la vida cotidiana. Hoy, ad portas del último año del gobierno liderado por el Frente Amplio y con las expresiones de los procesos antes señalados todavía abiertas, cabe preguntarse por el estado del debate público. Por momentos parece encontrarse en un punto crucial, en otros parece estrecharse sin dar cabida a las visiones de sociedad que hacen falta para que la disputa de proyectos tenga sentido, legitimidad y horizonte más allá de la contingencia de turno.
Algunas voces sugieren que las preocupaciones que últimamente han copado la agenda pública, en especial los problemas asociados a la seguridad y el fenómeno de la migración, pondrían en evidencia la distancia existente entre los diagnósticos de un necesario cambio de la sociedad chilena y las preocupaciones más cotidianas de la ciudadanía. Más aún, las agendas de cambio que han animado a las fuerzas políticas progresistas durante los últimos años, son insistentemente señaladas no como una respuesta, sino como las causas de las actuales dificultades (por ejemplo, en términos de crecimiento económico). Ante esto, quienes sostienen esa interpretación a menudo ofrecen certezas y estabilidad reivindicando un viejo orden perdido con una mano, mientras ensayan discursos y liderazgos impugnadores con la otra. Esto acompañado también de soluciones autoritarias como el supuesto camino más rápido y efectivo.
Por otro lado, no obstante, distintas señales arrojan ciertas dudas respecto a la validez de un apresurado diagnóstico sobre la extinción de los impulsos y deseos de cambio en la sociedad chilena. Por ejemplo, el último Informe sobre Desarrollo Humano en Chile, publicado por el Programa de las Naciones Unidas (PNUD) en 2024 bajo el título de ¿Por qué nos cuesta cambiar?, suscitó un importante debate público a propósito de la constatación de la permanencia de un deseo mayoritario entre la ciudadanía de cambios graduales pero profundos, así como su distancia con respecto a las élites y sus capacidades de conducir tales aspiraciones. De igual manera, a pesar de las dificultades para implementar su agenda de reformas y el bloqueo de los sectores conservadores, el gobierno de Gabriel Boric ha tendido a conservar un piso relativamente estable de aprobación entre la ciudadanía durante los últimos años. O por último, preocupaciones que hoy se perfilan en la agenda pública parecen nuevamente insistir en la necesidad de transformaciones importantes en los modelos de Estado y sociedad vigentes. Por sólo mencionar un ejemplo que hoy comienza a aparecer cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación: la acelerada disminución de la fecundidad en Chile, una tendencia que encuentra entre sus causas también la percepción del elevado costo de la vida y la falta de protecciones sociales.
En este escenario, presentamos este segundo número de Revista Rumbo. Tal como señalamos en la primera entrega, este número está también animado por dos propósitos fundamentales que orientan este proyecto editorial. En primer lugar, generar un espacio para reflexiones que, sin perder de vista las urgencias más inmediatas de la contingencia, permitan discutir los problemas políticos del presente también a la luz de las transformaciones de más amplio alcance que atraviesa la sociedad chilena. De esta manera, se trata también de ampliar la mirada más allá de un tipo de análisis que enfoca sus preocupaciones de manera exclusiva sobre el sistema político y sus actores, ya sea como explicación de sus causas o búsqueda de respuestas. Por el contrario, interesa abrir perspectivas que permitan comprender la sociedad, perfilando el escenario más amplio de cambios y tensiones sobre el cual hoy navegan los problemas de la política (por ejemplo, la crisis de representación o los problemas de seguridad).
Y, en segundo lugar, este número recoge también de manera importante el propósito de generar debates que habiliten una apropiación creativa de la herencia político-cultural de las izquierdas. Lejos de una simple nostalgia o afán de recopilación, este esfuerzo está animado por la convicción de la importancia de comprender los esfuerzos políticos del presente también en el horizonte político-cultural más amplio que representan los debates históricos de las izquierdas, identificando sus aciertos, errores y perspectivas de actualización.
Con estos objetivos, la sección “Actualidad” incluye en esta oportunidad dos artículos. De manera inicial, Nicolás Angelcos reflexiona sobre limitaciones y nuevas formas de participación política entre los sectores populares en Chile. En Lejos de la política: participación de los sectores populares en el “estallido social”, Angelcos ofrece así un panorama de las transformaciones más recientes de la politicidad popular, en especial su desplazamiento hacia una escala local o barrial, permitiendo ampliar las claves de lectura más allá de la participación en el sistema político-electoral. Desde aquí, Angelcos reflexiona también sobre los cambios en las estrategias políticas de los partidos políticos de izquierda y los desafíos que supone la articulación entre proyectos de alcance nacional con la realidad cotidiana de los sectores populares.
A continuación, en El dilema chileno del desarrollo y el “presente como historia”, Miguel Torres interroga el debate en torno al estancamiento económico en Chile. De acuerdo con su lectura, abordar de una manera más integral tal problema exige examinar desde una perspectiva histórica los vínculos entre las estructuras económicas, sociales y políticas, al igual que rasgos como la situación semiperiférica y las limitaciones productivas del país. Al mismo tiempo, Torres esboza las posibilidades existentes para emprender un ciclo virtuoso de crecimiento y desarrollo inclusivo, en especial a partir de una complejización de la estructura productiva que exigiría políticas de desarrollo y planificación bajo un horizonte temporal amplio, más allá de los ciclos políticos. De esta manera, en la superación del dilema del desarrollo en Chile, las posibilidades de compromiso entre los distintos actores políticos y sociales, incluidas la ciudadanía, jugarían un papel central.
La sección “Debates” está dedicada en esta ocasión a abordar la pregunta por el socialismo y su actualidad. En primer lugar, se incluyen intervenciones destacadas de un foro titulado ¿De qué socialismo estamos hablando? Debate sobre perspectivas y actualidad del socialismo, organizado por Revista Rumbo en noviembre de 2024 y que contó con la participación de José Miguel Ahumada (Rumbo Colectivo), Pierina Ferretti (Nodo XXI) y Eugenio Rivera (Fundación La Casa Común). Las intervenciones giran en torno a dos preguntas centrales. Por una parte, la pregunta por el socialismo del Frente Amplio, las tradiciones políticas e intelectuales que se reivindican desde este espacio político y sus principales desafíos en la actualidad, considerando — entre otros aspectos — su incorporación entre los principios que definen su fundación como nuevo partido político. Y, por otra, la pregunta por el sentido y significado de hacer política socialista hoy, no solo en términos de las tareas propias de un horizonte estratégico de largo aliento, sino también de aquellas que supone el quehacer político del día a día.
En la sección “Debates” se incluye también la recuperación de un texto histórico, especialmente significativo de revisitar a propósito de la pregunta por el socialismo y su actualidad. De esta manera, bajo el título de Socialismo y liberalismo, se incluyen extractos destacados de un discurso pronunciado por Eugenio González, figura clave de la tradición socialista chilena, en el Senado de la República durante el año 1953. En su intervención, González replica con particular claridad las objeciones – tan habituales antes como ahora – de que el socialismo supone un estatismo general sobre la economía que asfixia las libertades políticas y la democracia. Por el contrario, González defiende el núcleo del proyecto socialista en relación con la expansión de las libertades y la democratización de las distintas esferas de la sociedad bajo el propósito de una eliminación de toda forma de servidumbre.
Finalmente, el presente número concluye con una entrevista a Constanza Martínez, actualmente presidenta del Frente Amplio, donde se aborda el debate sobre los problemas de la seguridad en el país y los desafíos que se plantean para las izquierdas. La conversación se aproxima así a caracterizar los nudos críticos de la agenda de seguridad, abordando la relación entre aspectos como el aumento de la violencia, la desigualdad territorial o las experiencias de soledad y desprotección en la ciudadanía, así como el necesario fortalecimiento de la presencia y de la capacidad de respuesta del Estado.